La insoportable levedad del ser clon

Escucho con frecuencia la palabra "auténtico" como uno de los atributos deseables y casi indispensables en ciertos círculos sociales y generacionales. La individualidad nunca antes había sido tan perseguida como en el presente. Y sin embargo, paradógicamente, a donde quiera que volteo y a donde quiera que viajo veo clones. Clones y más clones que oyen la misma música, en los mismos dispositivos manzanezcos, degluten fastfood en los mismas franquicias globales, beben los mismos elixires a precios inflados por la parafernalia mercadológica, vomitan las mismas 20 palabras todo el día, todos los días. De las cuales la mitad son insultos, que de tan diluidos por el uso ya no ofenden a nadie. Leen los mismos libros, ven las mismas cintas, asisten a conciertos de las mismas bandas, sueñan con ser auténticos y únicos. Sueñan con el mismo modelo de automóvil, pero poseen en el garage el mismo que todo el vecindario. Viajan a los mismos centros turísticos. Y un sinfin de cosas más.

Se reciclan modas caducas de décadas atrás y los clones "auténticos" ni cuestionan el imperio del mal gusto. La estética carcelaria. La omnipresencia de la oligofrenia. Orgía consumista epítome del progreso y el reinado de la autenticidad C-L-O-N-A-D-A.

All we are a brain fucked programmed clones!

You always get, what you want. But... I can't get no satisfaction.