Crónica de una guerra previsible

Introducción.

Había una vez un país en donde la mafia operaba con toda impunidad, porque era en realidad una extensión del poder político. Concentrado éste de manera absoluta en una sola voluntad, que tenia el poder de premiar y castigar sin rendir cuentas a nadie. El principal mafioso o el capo di tutti capi era el presidente de la república. Y de eso tan solo hace 8 años que nos libramos. Al menos parcialmente.

Ese arreglo resultó estable durante décadas. No se podía delinquir sin ser parte de ese grupo de mafiosos en el poder, porque entonces simplemente se aplicaba todo el rigor de la ley. Tampoco podían abusar demasiado porque al poder político no le convenía, ya que tenía muchas formas para exprimir a la ciudadanía. El mismo grupo controlaba las policías, a los jueces, las cárceles, en fin controlaban todo. Al que se oponían simplemente lo mataban. Nadie iba a pedirles cuentas. Esa fue la forma de actuar durante décadas a nivel nacional y lo sigue siendo en algunos estados del país. Un régimen corrupto, sin ética, ni escrúpulos que no podía permutar en algo distinto solo porque Fox había ganado las elecciones en el año 2000 y con ello otro partido llegaba al poder por primera vez desde 1929.


La transición.

Cuando llegó la incipiente democracia a ese república bananera, tomó por sorpresa a varios grupos políticos y delincuenciales. Acostumbrados en otros tiempos a negociar con los mismos de siempre. Habían invertido grandes cantidades de trabajo y dinero en candidatos que habían perdido y ahora el poder de otorgar las concesiones para delinquir lo tenia otro partido. En pocas palabras el reparto de poder, implicaba un reacomodo de los grupos de delincuentes. Algunos simplemente emigraban a estados en donde el mismo partido tenia el control y otros no estaban dispuestos a ser desplazados por grupos al "servicio" de otro partido. Así repartian gustosos carretadas de dinero en efectivo imposible de rastrear para ser usado en campañas políticas. ¿Verdad Bejarano?

Como todos los partidos y todos los políticos de esa república bananera son corruptos por naturaleza y tradición, pues muy pronto se vieron formando sus propias mafias y grupos delincuenciales en los diversos lugares donde lograban el control político. Por eso las ciudades de Juárez, Chihuahua y Tijuana, Baja California, siempre son tan peleadas por los partidos. Porque son puntos clave para la venta y exportación de drogas. También vemos que el secuestro en el DF ha prosperado con el PRD en el poder. Su odio a los ricos se nota hasta en la forma de delinquir que adoptan. Para nadie es secreto que los secuestradores son policías judiciales del DF. Si el poder político no ha actuado es porque es el principal cómplice y beneficiario de esos secuestros. ¿Verdad Ebrard?

Por supuesto que cuando había un reacomodo político o cuando 2 o más territorios clave se encontraban en posesión de la competencia (otro partido). Entonces había que tomarlos por la fuerza. Al fin y al cabo ningún grupo iba a lanzar la acusación a los partidos políticos porque todos estaban con la mierda hasta el cuello. Denunciar era como aventar la mierda contra un enorme ventilador y a todos les iba a caer encima. Incluidos muchos periodistas corruptos que son serviles al poder político y/o a la delincuencia.


¿Cómo se salieron las cosas de control?

Al ya no existir un partido que controla todas las canicas y que puede poner orden de manera extrajudicial a la usanza "tradicional" repartiendo balas en cuanto pueblo haga falta con toda impunidad. Ahora algunos de esos delincuentes se sienten con poder suficiente para retar al Estado como tal. Y muchos de ellos en efecto tienen apoyos de grupos políticos. Pueden decir que lo que digo es una locura. Pero de otro modo no se explica que el poder del narco haya crecido tanto. Es evidente que tienen apoyo logístico, policíaco, legal y político bien organizado. Que hay estados y municipios donde los protegen. De cualquier forma es muy simple declarar en los medios que se está a favor del combate contra el narco y por debajo del agua hacer todo lo contrario. Como si la mierda de policía y sistema de justicia que hay en México pudiera hacer algo para descubrirlo y castigarlo.

La DEA (Drugs Enforcement Administation) ha lanzado acusaciones contra varios altos funcionarios mexicanos, gobernadores y ex-gobernadores. Y siempre han sido ignoradas y/o minimizadas por los políticos mexicanos. ¿Por qué? ¿Por qué el poder político en México protege a capos al más alto nivel? Si al menos existe la duda de que hay algún gobernador operando con el narco se le debe investigar y hacer públicas las investigaciones. ¿Por qué son protegidos desde Los Pinos y desde las Cámaras? ¿No será que al caer un alto capo miembro del más alto nivel en un partido político caerían otros de otros partidos?

Para nadie es secreto que los estados productores, y los de tránsito a EUA han sido territorios clave en el pasado. Hoy se suman a esos los estados consumidores. Nadie está dispuesto a renuncia a 40 mil millones de dólares al año de ganancias. Que no contabilizan, ni pagan impuestos y que sirven para comprar el poder fáctico y político. ¿A poco los gobernadores de esos estados no se han beneficiado?

Todo mundo sabe que los puestos en las diversas policías del país se venden y han vendido siempre al mejor postor. Y que eso implica un acuerdo tácito de que van a delinquir para recuperar esa inversión. Si Calderón no sabe eso, es más imbécil de lo que aparenta. Por supuesto que lo sabe y jamás ha hecho nada al respecto. Lo que implica necesariamente que es parte de la corrupción imperante y no parte de la solución. Quien piense otra cosa es un pollo recién salido del cascarón.


La solución.

¡Basta de simulación!

Lo que existe son grupos políticos enfrentados en una lucha encarnizada por el poder y que para ello se valen de cualquier método, lícito e ilícito. Por supuesto que lo van a negar. Pero la realidad y la verdad nunca han dependido de que el delincuente reconozca sus crímenes.

Si el Estado Mexicano no puede resolver un problema que lo rebasa y que está siendo intrínsecamente producido por él, se requiere la intervención de un poder extra-nacional. Por lo tanto lo que se requiere es a los cascos azules y a la corte penal internacional haciendo cumplir las leyes que los poderes mexicanos no pueden, ni quieren hacer cumplir. Tan simple y tan complicado como eso.

Pero como siempre ocurre en estos casos. El alcohólico es el último en darse cuenta de su problema y aceptarlo. Y es tan fácil manipular a los nacionalistas e imbéciles alegando la no intervención y el lloriqueo de que los mexicanos somos capaces de resolver nuestros problemas, aunque la realidad diga lo contrario.

Por lo tanto, es más probable que primero ocurra una guerra civil que defina que grupo de delincuentes prevalecerá. O bien que sean cínicos y descarados y que negocien un acuerdo que baje el perfil de la lucha y mantenga el nivel de producción y exportación de drogas como siempre. Esto último no tendrían forma de ocultarlo a la opinión pública mundial. Ya que todos veríamos como de pronto se reduciría la violencia pero al mismo tiempo se podría conseguir droga en cada esquina. Justo como ocurre ahora sin que ninguna autoridad actúe.

Vivimos un momento definitorio donde o se instala un narco-regimen avalado y compartido por los partidos políticos o bien estos negocian y desarman a sus cárteles. Opción económicamente inviable a menos que el 20% de la población mexicana encuentre una forma de tener ingresos dignos sin delinquir.

Yo no apuesto un centavo en favor del gobierno mexicano, así que preparense para vivir las próximas décadas en un país gobernado por la delincuencia, a emigrar o a morir en sus manos.